miércoles, noviembre 01, 2006

Matando el amor

Y voy cerrando puertas, sin hacer ruido, sin ni siquiera dar un último vistazo a la habitación ni pensar en volver a cambiar la decoración.
Ya no muestro mi enfado ni si me contrarió. En silencio lentamente asumo la imposibilidad de continuar con lo que alguna vez fue un sueño que me permitió fantasear e imaginar con los tiempos que ahora sé que jamás llegaran.
Me voy callando, apago mi voz y nada digo cada vez que la decepción asalta con descaro mi existencia.
Ya no reclamo nada de lo que sé que jamás podrás darme, tampoco espero cambios, ni siquiera me aventuro a tener esperanzas, porque hace tiempo que las deje relegadas al olvido.
No sé si sigo siendo la que un día te amo, tampoco sé porque absurda y fielmente sigo embarcada en esta historia, quizás porque jamás tuve tan presente que esta llegando a su fín.
Vuelvo a sentarme a tu lado, hablamos sin hablar y nos decimos quizás en pensamientos lo que jamás pronunciaremos.
Sonreímos y charlamos de cualquier cosa menos de nosotros dos.
Todo parece fluir tranquilamente y sin embargo sé que soy victima de un desatino que hace ya demasiado tiempo inundo mi corazón.
A veces quiero volver a encontrar en tu mirada lo que una vez intuí que sentías pero ahora sé que ni siquiera eso era suficiente para los dos.
Y así, muy despacio vamos dejando que muera lo que un día llamamos amor.