sábado, julio 01, 2006

La oportunidad perdida

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que la vio. Demasiados meses de ausencia, de añoranza, de recuerdos perdidos.
Había intentando seguir con su vida tras decirle ella adiós, pero nada era ya lo mismo. Echaba de menos cada minuto compartido con ella, pero sabía o creía saber que todo había terminado.
Asumió su renuncia, prefirió perderla. Fue cobarde, no quiso luchar por aquel amor y temió perderse en aquel laberinto de sentimientos sin retorno que ella le había descubierto.
Pero la amaba, la amaba tanto…
En las noches sin luna buscaba alguna estrella en el cielo para pensar que su amada también le recordaba mirando la misma estrella.
Y cuando la luna brillaba recordaba aquellas lejanas noches en las que ella mientras se abrazaba a él, susurraba deseos a la diosa, sin que él lograra jamás escucharla.
Tuvo miedo, tanto miedo por perder su acomodada vida que prefirió huir de su presencia, rehuir los encuentros y convencerse a si mismo de que así lograría olvidarla.
Pero no pudo. Cada vez soportaba menos los minutos inexorables que le recordaban lo vacío de su matrimonio, perdió las ganas de sonreír y su vida cada vez más le parecía una enorme broma que se burlaba de si mismo.
Todo empezó a perder sentido cuando una noche se despertó añorándola infinitamente y deseando luchar por recuperarla.
De vez en cuando habían hablado por teléfono y ella parecía haber rehecho su vida con otro hombre.
Pero seguía soñando con ella, y sabía cuando ella pensaba en él. No podía explicar porqué pero intuía cuando ella le extrañaba o necesitaba.
Había intentado varias veces lograr un nuevo encuentro pero ella siempre se mantenía reacia, quizás seguía temiendo volver a sufrir por ese amor que no podía ser.
Por eso aquella tarde cuando siguiendo un impulso la llamó, no pudo creer que ella aceptara comer con él al día siguiente.
Cansada ella también de su farsa de relación había decidido soltar las riendas que la ataban a una relación moribunda.
No había nada malo en reencontrarse dos viejos amigos…
De nuevo pudo verse reflejado en aquellos sinceros ojos que un día le miraron con tanto amor.
Y supo que esta vez sí, que esta vez iba a arriesgar todo por ella. No quería volverse a arrepentir por haber tomado la decisión equivocada.
Tan sólo necesitaba saber que sentía ella para lanzarse al vacío y dejarse arropar por un infinito de nubes de amor que recompensarían todo el sufrimiento de la ausencia.
Dos amantes de nuevo se reencontraron, se besaron y ambos comprendieron que no habían podido olvidarse en todo aquel tiempo, que no había sido perdido, porque ambos habían aprendido a valorar lo que un día surgió, casi sin querer, no siempre vuelve la oportunidad perdida…